Estudiar debe ser un juego

Estudiamos un mínimo de veintiún años, y si sumamos una maestría y un doctorado, seguiremos añadiendo años.  Aunque en todo ese largo período la exigencia académica puede ser muy demandante, y nunca recibimos un curso de cómo aprender a estudiar

Ha que tener claro que:

  1.  La mediocridad en los resultados no es reflejo de inteligencia.
    2.  Aprender a estudiar no es parte de los programas de estudio
    3.  Aprender cómo estudiar, es la clave

Estudiar puede ¡y debe! ser un Juego, que se constituya en un alivio para los estudiantes de cualquier edad y nivel académico, para desarrollar el gusto por el estudio y, como consecuencia, eleve los resultados por el simple placer de aprender, con beneficio de SER.

Este entrenamiento:

  1. implementa hábitos que hacen del estudio un juego para disfrutar
  2. enseña técnicas que facilitan el aprendizaje con altísimos niveles de recordación, aun pasadas décadas
  3. propicia opciones para elevar el nivel académico sin dejar de lado el área privada, para que el estudio no menoscabe el imprescindible desarrollo social de la adolescencia

Las habilidades y hábitos aprendidos se sostienen durante la vida universitaria y profesional pues el taller:

  1. proporciona técnicas para superar los “anticuados estilos masivos” de estudiar
  2. permite dirigir y potenciar los esfuerzos y capacidades  individuales
  3. potencia el trabajo en equipo, como proceso natural, sin imposiciones
  4. entrena para aprovechar mejor el tiempo
  5. propicia obtener mejores resultados
  6. enseña a disfrutar de la vida con responsabilidad y priorización, en un momento del desarrollo personal en que la socialización es fundamental.